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Fuente: Google.com |
Por ROGELIO RÍOS HERRÁN
No tenga usted miedo de hablar español en Estados
Unidos. Detrás de nuestro idioma natal hay una cultura que lo respalda, una
tradición que ha vivido en estas tierras norteamericanas durante siglos, una raíz
que volverá a dar fruto en la forma de mejores comunidades y personas.
Hablar español no nos hace superiores ni inferiores a
nadie, nos hace diferentes. Nos da, además, una sensación de pertenencia al
mundo hispano y nos nutre de confianza y autoestima de una manera que permite enfrentar la vida bien plantados.
¿Habla español? Basta de guiarse por estereotipos, no
se deje acorralar por la discriminación o el odio. Quienes así actúen no podrán
jamás salir de su postración moral porque lo que buscan es destruir sin tener
una clara idea de lo que quieren construir.
Expresarnos en español, pensar en español, es una
forma de vivir plenamente. No se pierda de una de las mejores experiencias de
la vida: saber que pertenecemos a una herencia cultural, sentir la nobleza de
hablar la lengua de nuestros antepasados sin estar cerrados a otras lenguas ni
rechazarlas.
Sienta usted, como yo, el orgullo de hablar español en
Estados Unidos. Es su bandera de identidad, es como llevar la camiseta de su
equipo favorito puesta todo el tiempo, es la forma de decirle al mundo que
usted es una persona de mente abierta y corazón grande: el corazón hispano.
Sienta, como yo, el gusto de aprender y hablar el
inglés en Estados Unidos. No se quiebre la cabeza por no poder “hablar sin
acento”, como muchos proponen; no les haga mucho caso, eso le puede quitar a
usted el gusto por aprender el inglés y hablarlo como a usted mejor le plazca,
claro, con tal de que lo entiendan.
No se trata de utilizar esa herencia cultural para
alejarnos de los demás, sino para entrar en contacto con ellos desde una posición en la
que sabemos perfectamente bien quiénes somos, qué queremos y nos sentimos
apoyados por una herencia cultural hispanoamericana que nos respalda y nos da
aliento.
Idioma, palabras letras. Ellas son los verdaderos
ladrillos de nuestro universo. Ellas son la comunidad que nos acoge y nos nutre
de un sentido espiritual, de un rumbo definido en lugar de navegar a la deriva.
Idioma, palabras, letras, todas ellas están a nuestro
alrededor, como el aire que respiramos. Nadie, absolutamente nadie es dueño de
las palabras, ellas son completamente libres, solamente aguardan a que alguien
las quiera usar en una frase, un grito o un suspiro.
Sí, somos una especie de jardineros de las palabras.
Si las cultivamos, las regamos y cuidamos de las plagas y los insectos, nos
regalarán la plenitud de su belleza en flor. Somos lo que hablamos, la lengua
española es una madre universal para los hispanos.
Cuando he visto los incidentes de personas que en
tiendas o cafeterías en Estados Unidos le reclaman a los empleados o a los clientes por hablar
español, lo que me da, además de coraje, es lástima por la infinita ignorancia
y pobreza de espíritu de esas personas.
No vale la pena ni ocuparse de eso. Son incidentes
menores de gente que jamás podrá ver más allá de sus narices. Y no deje que eso
altere su disfrute del idioma español.
El idioma español es un puente hacia la paz, no un
muro de intolerancia. Es una lengua que construye puentes y tiende caminos por
los cuales uno puede andar seguro. Esa labor de unión y enlace que una lengua
común nos permite tener a los hispanoamericanos, es un verdadero tesoro.
No dudo que el español está enriqueciendo, y a la vez
se enriquece, de su contacto con el inglés en Estados Unidos. Simplemente, es
una lengua que ya estaba aquí desde mucho antes que la lengua inglesa.
¿Habla español? La próxima vez que le pregunten, ¡ya
sabe qué contestar!
Rogelio.rios60@gmail.com
*Publicado en la versión impresa del Periódico La Visión, de Atlanta, Georgia, el 14 de junio de 2019.
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