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Fuente: google.com |
Por ROGELIO RÍOS HERRÁN
El camarada Mao Zedong tenía, en los años 50 del siglo
pasado, una forma peculiar de criticar a Occidente cuando tildaba a las
potencias imperialistas de “tigres de papel”, es decir, de ser países cuyos
líderes presumían un poder que realmente no tenían, gigantes con pies de barro
incapaces de cumplir sus amenazas de dominación imperial.
Puede ser que estemos al borde de usar esa expresión
de Mao para calificar, ahora en el siglo 21, tanto al líder chino Xi Jingpin
como al prócer ruso Vladimir Putin: ¿presumen de un poder del que en verdad
carecen?
Da la impresión de que ambos líderes pretenden
establecer sus áreas de influencia a golpe de discursos y doctrinas de
dominación y zonas de influencia que suenan obsoletas en nuestros días.
En China, el Partido Comunista Chino abrió la puerta en
días pasados para cambiar la Constitución china y permitir a Jinping su
reelección por un nuevo periodo de gobierno al abolir los límites a su reelección.
Además, elevó a rango constitucional lo que los
comunistas chinos llamaron “el pensamiento Xi Jinping”, a la manera de “el
pensamiento Mao Zedong” que en su época se convirtió en la doctrina de Estado,
en la cartilla (“El Libro Rojo”) que todos los chinos en edad escolar
debían leer para su adoctrinamiento.
En Rusia, Putin anunció esta semana en su mensaje a la
nación desde el Kremlim nada menos que una nueva generación de misiles
nucleares “invencibles” que evaden cualquier tipo de defensa antimisiles
conocido. El 18 de marzo se celebrarán elecciones presidenciales en ese país y
Putin navega con tranquilidad, una vez suprimida toda oposición, hacia un nuevo
periodo presidencial.
Adelantándose a la crítica por emplear los recursos
rusos en un enorme gasto militar y en nuevos sistemas de armas, Putin afirmó
que se duplicaría el gasto social en la salud pública, que se incrementará la
expectativa de vida de los rusos de 73 años en la actualidad a 80 años de vida
en 2030 y que colocará a Rusia entre las cinco primeras economías del mundo (no
está posicionada hoy ni entre las 10 primeras, según se mide por su PIB).
Es decir, Xi y Vladimir lo pueden hacer todo:
proyectar a sus naciones al exterior incrementando su poderío militar sin que
ese gasto implique una reducción de los recursos internos que sus sociedades
necesitan para prosperar.
Son naciones súperpoderosas con sociedades con bajos
niveles de vida, si se miden con diversos indicadores como el Índice de
Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. Tienen sofisticados sistemas de armamentos
convencionales y nucleares, pero rudimentarios sistemas políticos autoritarios
en los que la democracia está explícitamente excluida (China) o existe en la
forma, pero no en la realidad (Rusia).
Hablamos de sociedades divididas entre segmentos que
viven en la modernidad y amplios sectores que lo hacen en la economía y
sociedad tradicionales. Potencias de dos piernas: una que avanza firme hacia el
frente, otra que se atora en el pasado.
Sus élites gobernantes no pueden o no quieren darse
cuenta de ello porque se derrumbaría su legitimidad y terminaría su dominación.
Por ello recurren a una herramienta de supervivencia: inventar amenazas
externas, establecer zonas de influencia que defiendan su soberanía, proyectar
una grandeza que es ilusoria, llevar a sus naciones al borde de la guerra o
involucrarlas en guerras locales sangrientas en apoyo de dictadores.
Ni los campesinos rusos ni los chinos comen misiles.
De nada les sirve a las clases pobres y medias de sus ciudades el despliegue de
sistemas de misiles ultramodernos, es como el mendigo que ve pasar un Cadillac
en la calle: "qué bonito", pensará, "pero no me sirve de nada".
Si estamos viviendo una vuelta a la Guerra Fría, a sus
discursos de odio y a su armamentismo, bien valdría la pena retomar desde México
la valiosa postura de la lucha contra la carrera armamentista, la delimitación de zonas
en donde se prohíban las armas nucleares y la defensa de la autodeterminación
de los pueblos en contra de las intervenciones de las superpotencias, esos tigres
de papel que no dejan de mostrar sus garras. Ante ellos, defendamos la paz.
rogelio.rios60@gmail.com
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