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Fuente: Google.com |
Por Rogelio Rìos Herràn
Así comienza muchas veces un chiste cuando un mexicano
lo cuenta: ¿en què se parecen un mexicano y un gringo?
Pero el tema de esta colaboraciòn no es de chiste,
aunque no deja de tener su lado humorìstico: ¿en què se parecen Donald Trump y
Andrès Manuel Lòpez Obrador?
Me enfoco a considerar el estilo de liderazgo que
ambos Presidentes ponen en práctica para gobernar a Estados Unidos y México.
Què información les llega, cómo toman sus decisiones,
cuál es su relación con su equipo de trabajo, cómo se relacionan con los medios
de comunicación y sus críticos, etcétera.
Me resultó sorprendente encontrar varias semejanzas,
las cuales le comparto, estimado lector:
1) Trump
y AMLO tienen una presencia mediática dominante, ellos imponen su agenda
temàtica en los medios de comunicación y ante la opinión pública: todo mundo
acaba hablando de lo que ellos quieren.
2) Ambos
manejan la información a su conveniencia, la manipulan, la estiran o aflojan
según sus intereses. Trump recurre a su frase “Fake News” y Lòpez Obrador a la
suya: “Yo tengo otros datos”, y de ahí no los mueve nadie.
3) Tanto
Trump como AMLO rechazan al mundo exterior, a todo lo que está màs allá de sus
fronteras. En su visión, Estados y Unidos y México serían como fortalezas
resguardadas con muros, pozos de agua y guardias, tales como castillos de la
Edad Media. Para ello se apoyan en el patriotismo y en los sentimientos
nacionalistas fervorosos de sus seguidores.
4) Si
definiéramos su estilo de liderazgo en una sola palabra, diríamos que tanto
Trump como Lòpez Obrador son gobernantes personalistas. El gobierno empieza y
termina en sus personas. Piden la máxima lealtad: con el Presidente, todos;
contra el Presidente, nadie, es el mensaje que dan a entender día a día a sus
gobernados. Toda visión crítica, toda resistencia u oposición a la visión
presidencial es desechada de inmediato como oscuramente motivada por sus
adversarios políticos.
5) Los
dos Presidentes identifican el interés nacional con sus intereses personales o su
ideología o causa política. Así, todo lo que ellos hacen es por el bien de su
país, por lo cual no se deben poner obstáculos a sus acciones. Lo que es bueno
para ellos es bueno para su país. Punto.
6) Las
fallas, los errores o ineptitudes de sus gobiernos no son culpa de ellos, sino
de los anteriores gobiernos o son provocados por sus adversarios. Jamàs aceptan
Trump y Lòpez Obrador ser responsables de los fracasos ni de las consecuencias
dañinas de sus decisiones.
7) Tener
delirios de grandeza es otra característica similar entre los presidentes
vecinos. Ellos no han llegado a donde están para gobernar simplemente, sino
para transformar a sus países. No aspiran a ser buenos administradores
públicos, sino nada menos que redentores de sus pueblos recuperando un pasado
ideal perdido por la perfidia y la corrupción de todos los gobernantes
anteriores a ellos.
8) Complejo
de libro de Historia: Hablar de los Padres de la Patria o de los “Founding
Fathers” es natural para Lòpez Obrador o Trump, pues ellos se sienten
reencarnaciones de las mìticas figuras que forjaron naciones. Los dos
Presidentes aspiran a quedar plasmados en los libros de Historia como
descendientes de Benito Juárez o George Washington, a ese nivel se conciben.
9) Construir
sobre las ruinas: Desde la Casa Blanca y desde el Palacio Nacional el mensaje
es similar: nada de lo anterior sirve, hay que desmantelarlo, arrasar con todo
para empezar a construir desde cero la grandeza perdida de Estados Unidos y
México. Cortan a machete, de raíz, como diríamos en México. Junto con lo
podrido, se va todo lo bueno, la experiencia acumulada, las instituciones edificadas,
los funcionarios experimentados y honestos, todos para afuera.
Que un líder esté en el extremo derecho del espectro
político y el otro se ubique en el izquierdo, no cambia las cosas: los extremos
se tocan, y se encuentran en la forma de liderar un país. Sorprendente, ¿no?
rogelio.rios60@gmail.com