Por Rogelio Ríos Herrán
Siempre resulta intrigante el relevo del titular de la
Embajada mexicana en Estados Unidos, por mucho nuestra representación
diplomática más importante en el exterior: ¿qué panorama espera a la nueva
Embajadora Martha Bárcena, primera mujer en ocupar esa posición? ¿Qué podrá
hacer con menos recursos y mayor carga de trabajo? ¿Cómo se conducirá ante el
Presidente Trump, el Senado y el Congreso estadounidenses para afianzar en
ellos los intereses del Gobierno mexicano?
Al presentar el viernes 11 de enero sus cartas
credenciales al Presidente Trump, la flamante embajadora mexicana le expresó
que “México desea una frontera de bienestar y prosperidad para ambos pueblos”,
además de recordarle que “la historia y la geografía nos vinculan desde la
independencia de ambos países”.
Bien dicho por Bárcena, y me parece que el énfasis en
la vinculación histórica como sustento de la relación bilateral le puede ayudar
como contrapeso, por ejemplo, a los exabruptos contra los mexicanos del día a
día del titular de la Casa Blanca.
“En diplomacia y las relaciones bilaterales las
palabras son importantes porque la confianza se construye mucho en palabras,
pero no son lo único. Son los hechos y los avances concretos los que nos dicen
cuál es el panorama general de una relación bilateral”, expresó la diplomática
mexicana en una entrevista reciente a W Radio.
A pesar de la retórica trumpista, se ha avanzado en
hechos concretos entre México y Estados Unidos, agregó Bárcena. Su visión personal
incluye la construcción de una visión compartida constructiva entre Washington
y CDMX y que se abra la oportunidad para una reforma migratoria.
Muy ambiciosa perspectiva.
Queda por ver qué puede hacer la nueva Embajadora
Bárcena y su equipo en la embajada en el terreno siempre pantanoso de
Washington, DC. Recordemos que en la relación bilateral con Estados Unidos los
mexicanos conforman un equipo diplomático más amplio que el de la sola embajada:
el titular de la SRE, Marcelo Ebrard; el Subsecretario para América del Norte,
Jesús Seade, y los titulares de la extensa red consular mexicana (50
consulados) en la Unión Americana. Eso sin incluir a otras secretarías de
estado que inciden en la relación bilateral.
El panorama interno de Estados Unidos en 2019, sin
embargo, no deja mucho espacio para el optimismo mexicano, como se puede ver:
1) El
Presidente Donald Trump atraviesa por el cierre de Gobierno (“shutdown”) más
largo en la historia de ese país. El desacuerdo principal entre republicanos y
demócratas gira en torno a la insistencia de Trump por obtener financiamiento
para la construcción del Muro en la frontera con México que propuso desde que
era candidato en campaña. El Muro es un tema político y mediático muy poderoso
para la causa de Trump, ¿cómo puede contrarrestar eso la nueva embajadora?
2) Es
absolutamente indispensable para cualquier Gobierno nacional que quiera influir
en la opinión pública estadounidense hacer lobby, cabildear, cultivar a amplios
sectores sociales, artísticos y académicos en Estados Unidos, además de los
medios de comunicación, lo cual es costoso. ¿Cómo va a enfrentar la Embajada
esa tarea con menos recursos presupuestales para el servicio exterior producto
de la austeridad del nuevo Gobierno? ¿Cómo se va a interpretar aquí el principio
de no intervención?
3) La
promoción comercial y turística, tareas que ahora se suman a las funciones
diplomáticas y consulares, ¿distraerán a los funcionarios de su labor política
principal? ¿Afectarán las capacidades consulares de asistencia y auxilio a los
mexicanos en Estados Unidos?
4) Y
algo que considero fundamental: ¿Logrará establecer la Embajadora Bárcena una
relación estratégica cercana con la demócrata Nancy Pelosi, la vocera de la
nueva Cámara de Representantes de Estados Unidos, que ayude a posicionar una
mejor imagen mexicana entre los nuevos congresistas, de los cuales un número
importante son mujeres? Hay antecedentes del cultivo de buenas relaciones benéficas: Rosario Green y Madeleine Albright, Patricia Espinosa y Hillary Clinton.
Una larga carrera de 40 años en el Servicio
Exterior avala la capacidad y experiencia de Martha Bárcena para enfrentar
estos retos y los que el día a día le traiga. En ella recae no sólo el peso y
el privilegio de representar a México ante Estados Unidos, sino también el de
representar el talento de la mujer mexicana a estos elevados niveles
diplomáticos. No dudo que nos dará su mejor esfuerzo y que veremos buenos
resultados.
En la entrevista que concedió a W Radio, la Embajadora
Bárcena habló de la necesidad de una diplomacia más “transparente” ante la
sociedad mexicana, que se ventile qué piensan y cómo actúan los diplomáticos,
que haya menos secrecía salvo en áreas que así lo requieran, como la seguridad.
Es una muy buena idea, así que, estimado lector, le puede echar una llamada o escribir
unas líneas a:
+1 202 728 1600
Nunca como ahora se necesita la cercanía entre el
funcionario y el ciudadano, ya sean comentarios, ideas, felicitaciones y
críticas, todo ayudará a nuestros diplomáticos a construir (o reconstruir) el
puente que se derrumbó en algún momento en la relación bilateral entre México y
Estados Unidos. Es lo bueno de los puentes: siempre se pueden volver a levantar. Buena fortuna, Embajadora.
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