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Fuente: Google.com |
Por ROGELIO RÍOS HERRÁN
En este año electoral me mueve un optimismo
particular: ¿será ésta una elección general en que se debatan más las ideas que
las personas? Llámenme ingenuo, pero a eso aspiro, a tener un debate público de
alto nivel sustentado en propuestas más que en habilidades y señalamientos
personales.
Hasta ahora, sin embargo, no se justifica mi
optimismo. En las precampañas recién finalizadas, todo fue tirarse lodo entre
los candidatos, llamarse por sus nombres, denigrarse e insultarse.
Es una lástima que eso suceda porque cuando uno se da
a la tarea de revisar las plataformas electorales de los actores políticos
participantes en la elección, sorprende encontrarse buenos diagnósticos de la
situación del país, argumentos sustentados y propuestas interesantes y
factibles para solucionar los problemas nacionales.
Si se tienen argumentos, visión y propuestas, ¿por qué
no las usan los candidatos para difundirlas y seducir a la ciudadanía? ¿Son ignoradas
deliberadamente o de plano ni siquiera las han leído?
Me consta que, por lo menos en un caso, a la
elaboración de una plataforma le antecedió una labor de meses en la que
especialistas y personas preparadas trabajaron desinteresadamente para plasmar
su diagnóstico y sus propuestas para aliviar las penas de los mexicanos.
Hasta ahora, sin embargo, no veo que su candidato
recurra a la plataforma en su día a día al opinar en el foro público, pues más
bien emplea su tiempo y energías en defenderse y atacar a sus rivales en
intercambios verbales que dan las notas de color a los medios de comunicación,
pues a veces su pleito es con los periodistas o columnistas. Del fondo del
asunto, de las propuestas e ideas, nada de nada.
¿Se guardarán todos esos análisis y propuestas en los
cajones hasta que una vez definido un ganador en la contienda presidencial se
rescaten para ser utilizados? ¿O son nada más el cumplimiento de un requisito
ante el INE, pues todos los actores políticos están obligados a registrar una
plataforma electoral ante el organismo?
Así fue el caso con todos los precandidatos: tengo una
plataforma, pero me guardo de comentar sobre ella, parecían decirnos con sus
actitudes. Si cambiará o no esa situación en la intercampaña y ya en plena campaña,
no lo sabemos de cierto.
No todo en una contienda electoral son ideas y debate
civilizado, hay que reconocerlo. Pero, en el otro extremo, consumir las
campañas en ataques personales y en intercambios viscerales es un desperdicio
de nuestro tiempo y dinero (los ciudadanos pagamos todo el baile, como dirían
en el rancho) y es lo que menos necesita la nación para atacar los problemas
que la aquejan.
Me daré a la tarea en las próximas colaboraciones de
analizar algunos puntos de las plataformas de los partidos y alianzas que me interesan particularmente: la
política exterior, la relación México-Estados Unidos, la reforma energética, la
visión de los derechos humanos y el papel que se le otorga al ciudadano en los
asuntos públicos: participación, discriminación, equidad de género, personas
desaparecidas o desplazadas por el crimen organizado.
Así podré llenar mi afán de lector de plataformas.
Algo bueno encontraré en ellas.
rogelio.rios60@gmail.com
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