A través de España, a nuestro país le ayudaría la fuerza de negociación de la Unión Europea frente al pugilismo comercial del presidente Trump.
Por Rogelio Ríos Herrán
Sometido al acoso de la guerra comercial del presidente Trump, el gobierno mexicano debería estar lamentado el distanciamiento diplomático con España derivado de los exabruptos del expresidente López Obrador y su absurdo reclamo a la Corona española.
Gracias al distanciamiento empezado por López Obrador y continuado por Claudia Sheinbaum, México no puede recurrir a quien es un aliado natural, el Gobierno español, tanto por razones históricas como políticas: Pedro Sánchez, el presidente español, es miembro del Partido Socialista Obrero Español, que tira hacia la izquierda populista del tipo del Movimiento de Regeneración Nacional.
A través de España, a nuestro país le ayudaría la fuerza de negociación de la Unión Europea frente al pugilismo comercial del presidente Trump.
De una manera indirecta, los intereses mexicanos se alinearían hacia un objetivo común con los españoles y demás europeos: hacer frente a la insensatez de Trump con aranceles a sus productos en represalia legítima y, por otra parte, seguir abiertos a la negociación con la Casa Blanca desde una posición de mayor fuerza económica.
No es así como piensan las cosas desde el Palacio Nacional, desafortunadamente.
Claudia se ha empeñado, como lo ha dicho en diversas ocasiones, en buscar una solidaridad con México en donde no existe más que de palabra: con la Colombia de Petro y la Venezuela de Maduro, supuestamente “víctimas”, como México, del “imperialismo” estadounidense, por mencionar dos ejemplos.
La brújula de la presidente mexicana perdió de vista a Madrid. Una visita de Estado al Palacio de la Moncloa hubiera limado todas las asperezas y logrado la reconciliación con España que hace falta para lo que se viene encima a México.
Como lo he dicho, vivimos en una situación de emergencia nacional desde enero pasado cuando asumió el poder Donald Trump.
Las demandas perentorias de la Casa Blanca respecto a temas de seguridad, narcotráfico y migración son abusivas, exageradas e incumplibles, sin mencionar que nunca tendrán fin.
El gobierno mexicano está debilitado institucionalmente por el desmantelamiento y el deterioro de su aparato administrativo, iniciado por López Obrador desde el año 2018.
La ineptitud de la mayoría de los funcionarios de alto nivel, la falta de recursos monetarios para sustentar una política exterior fuerte, la corrupción que corroe al gobierno y lo exhibe en el exterior, todo se reúne para dar cuenta de una triste realidad: no tenemos, institucionalmente hablando, con qué hacer frente a Trump.
A pesar de que prácticamente todo el aparato gubernamental se puso al servicio de la política de complacer las demandas de Trump para no enfadarlo más, no se satisfacen sus requerimientos que, cada vez, crecen y crecen.
No obstante que la atención de la acción de gobierno de Claudia está enfocada en la guerra comercial, el fentanilo y los migrantes, tal como lo pide la Casa Blanca -en detrimento de otras políticas de gobierno que requieren atención urgente, como el tema de las personas desaparecidas y las fosas clandestinas-, Trump nunca está satisfecho.
No es necesario esperar al día 2 de abril para ver qué impacto tendrá lo que anuncie Washington, el daño ya está hecho para México y el recién inaugurado gobierno de Claudia: al cumplir el día 1 de abril seis meses en el cargo está a punto de ser nulificado por el gobierno del vecino del norte.
La situación es grave, pues en cuanto un gobierno nacional es percibido como débil por los actores políticos internos (incluyendo al crimen organizado) y por los gobiernos extranjeros, se acelera el debilitamiento de la presidencia de manera exponencial.
¿Cuánto tiempo podrá resistir el gobierno de Claudia Sheinbaum la presión de Trump y las consecuencias sobre la economía mexicana de la imposición de aranceles desmesurados?
¿Cuánto tiempo seguirá Claudia empeñada en buscar a los aliados internacionales equivocados en lugar de voltear hacia los aliados naturales, como España y la Unión Europea?
¿Cuánto tiempo le queda al gobierno de Claudia si persisten las condiciones actuales nacionales e internacionales?
En el mes de abril comenzaremos a saber las respuestas.
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